Cestería

La cestería es una de las ramas artesanales más antiguas. Se elabora con tiras o fibras de origen vegetal (hojas, ramas, cortezas y raíces). Estas fibras son de distintas texturas y variedades. Las hay duras, blandas y semiblandas. Entre las primeras se encuentran el bejuco, la palma, el junco, el mimbre y carrizo. Con ellas se hacen recipientes resistentes que sirven para almacenar los excedentes de producción agrícola. Las fibras blandas y semiblandas se utilizan en la elaboración de canastas, bolsas, sombreros y actualmente figurillas.

En las regiones multiculturales del Estado de Veracruz se practica la cestería. La producción se concentra en las poblaciones indígenas y se destina a la vida cotidiana y a rituales de índole agrario. Su venta ocurre en mercados locales y regionales.

También el Istmo se caracteriza por la producción de cestería para la venta. Se producen piezas con fibra de mimbre, otate, bejuco o raíces de plantas trepadoras. Se produce una gran cantidad de canastas y piezas de diversas formas y usos, que van desde fruteros, paneros y alhajeros, hasta tortilleros y figuras de ornato. Asimismo, se tejen cestos tradicionales para su uso en el hogar y en las labores del campo.

En los Tuxtlas se confeccionan canastos de carrizo de grandes dimensiones, que se elaboran con técnicas tradicionales de la localidad, las cuales son utilizadas para la elaboración de contenedores para semillas; realizan, además, canastas, tortilleras y abanicos.

En la Cuenca del Río Papaloapan aprovechan las fibras para convertirlas en objetos de are utilitario. Se realizan abanicos, petates y canastas de palma, mientras que el otate se emplea para la elaboración de grandes cestos destinados a colectar y aguadar granos.

En la Sierra de Zongolica se produce petates y ceñidores tejidos con fibra de palma previamente tratada. En Coatepec y lugares circunvecinos, como Jalcomulco, se elaboran diferentes tipos de piezas con bejucos, carrizo y bambú, fibras que se cultivan en la región. Estas piezas son tanto decorativas como utilitarias, con acabados naturales o barnizados.

Por su parte, los totonacos de la sierra de Papantla son grandes productores de canastas y ornatos ceremoniales; también entretejen la vainilla para convertirla en figuras decorativas y aromáticas.

Finalmente, la Huasteca Veracruzana se distingue por su gran producción cestera. Se utiliza bejuco de zarza y de guinea; palma real, palo de rosa, carrizo, mimbre, raíz de orquídea, zapupe, costilla de palma real y palmilla para la elaboración de canastos, bolsas y cestos de gran tamaño. Para el domingo de ramos, se elaboran “palmas” finamente decoradas, con motivos de flores y aves. Estas piezas son tenidas con anilinas, para hacerlas más atractivas.